Hno. Don Donaldson
25/04/10
En la Biblia aparece más de 100 veces la frase: “en Cristo Jesús”, pero ¿cuantos de nosotros entendemos esa frase? ¿Cómo sabemos realmente si estamos en Cristo Jesús?
Esto podemos entenderlo de mejor manera con el siguiente ejemplo: todos somos humanos y estamos en la humanidad, pero ¿cómo llegamos a estar en la humanidad?! Para eso, tuvimos que nacer; y de igual manera sucede para estar en Cristo Jesús, debemos nacer de nuevo, y ser parte de la iglesia de Jesucristo.
Ser parte de la comunión con la iglesia, incluye ser consolados en medio del sufrimiento, las pruebas, y adversidades que podamos estar pasando…
¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DEL SUFRIMIENTO?
¿HABRÁ ALGUNA MANERA DE AGUANTAR EL SUFRIMIENTO?
El creyente no debe rendirse ante el sufrimiento, no debe ser así para los que están en Cristo Jesús, porque tenemos un punto de vista totalmente contrario acerca del sufrimiento que viene a nuestras vidas. En cambio, para el impío es una vergüenza sufrir, debido a que eso no es aceptado por la sociedad, y todos buscan la manera de huir del sufrimiento.
Cada uno de nosotros está sufriendo en alguna área de nuestras vidas, crisis económica, enfermedades, etc., y esto hace que el sufrimiento sea un desafío a nuestra fe. Es una confrontación grande a nuestra confianza en Dios y a nuestra fe en El.
Todos y cada uno de nosotros tenemos una enfermedad incurable: la carne. Y la carne debe morir, y eso trae sufrimiento. ¿Habrá esperanza en medio de este sufrimiento?
Si tu estas sufriendo, recibe la palabra de Dios, que el cuerpo de Cristo sufre juntamente contigo, ese es el respaldo de la comunión con los hermanos de la fe.
Veamos que dice Pablo acerca del sufrimiento…
Rom. 8:18 “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Esta es la esperanza del creyente en medio del sufrimiento, y es que el sufrimiento no tiene comparación con la gloria que vendrá más adelante. Este sufrimiento no es eterno, terminara en la gloria que el Señor ha prometido darnos. Aunque largos días y noches de sufrimiento nos atormenten, eso no se compara en lo mínimo a lo que Dios tiene preparado para nuestras vidas.
¿Cómo debemos pasar el sufrimiento?
Con PACIENCIA, aguardando en esa esperanza que no vemos, pero a la cual podemos aferrarnos confiadamente. (Rom. 8:24-25)
Muchas veces cuando nos encontramos sufriendo, nuestra reacción es gemir delante de Dios, esperando su salvación, y allí es cuando Dios responde, ya que el gemido, es una manifestación del sufrimiento que hay en nuestro interior.
Más adelante, en este mismo pasaje de Romanos, Pablo nos menciona que hay 3 cosas que gimen:
· La naturaleza:
Rom. 8:19-22 “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.”
Aquí vemos el gemir de la naturaleza, de la creación, ya que está buscando esa manifestación de la venida de Dios, para acabar con la maldad y maldición que hay en esta tierra.
· Nosotros mismos:
Rom. 8:23 “…y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Nosotros mismos gemimos por esperar la redención y transformación de nuestros propios cuerpos de pecado, a cuerpos glorificados; aun siendo las primicias del Señor. ¿Anhelamos esto ansiosamente? ¿Estamos gimiendo delante del Señor? Debemos hacerlo, ya que esto es lo único que acabara con el sufrimiento: el recibir esa redención por parte del Señor.
· El Espíritu Santo:
Rom. 8:26-27 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”
Los gemidos del Espíritu, son los que nos guían en oración cuando estamos en medio de ese sufrimiento, debido a que la carne no sabe pedir correctamente. El Espíritu escudriña nuestros corazones, y nos guía según Su voluntad.
Al ver lo anterior, debemos tener confianza y alegrarnos, de que el Señor está intercediendo por nuestras vidas, y que Su anhelo es cumplir Su voluntad en nosotros.
Ahora, para finalizar, quiero darles tres advertencias:
· No debemos minimizar el valor de sufrir:
El sufrir hará que busquemos más y más al Señor. El valor de sufrir es que nos hará estar más cerca de Dios.
· No debemos minimizar la gloria que viene:
Tendremos un cuerpo glorificado, no abra más maldición de pecado, y viviremos eternamente con El.
· No debemos minimizar el sufrimiento de Cristo Jesús:
Esto es debido a que Su sufrimiento, fue el que nos hizo salvos, ese precio pagado con sangre, es el que nos llevara a la gloria que venidera.
A cada uno de ustedes que está sufriendo hoy por diversas causas, los dejo con la esperanza de la que hablaba el apóstol Pablo, una esperanza que no está disponible para los impíos, una esperanza a la cual podemos aferrarnos confiadamente: la Trinidad está gimiendo por nosotros.
¡Que esperanza más gloriosa!
“Oh Señor, clamamos ante Ti, pues grande es nuestra cautividad, nuestras lagrimas corren como rio, derramando nuestro corazón, si no vuelves nuestra cautividad, la niña de Tus ojos morirá, haz Tu obra en Jerusalén, para gloria de Tu nombre será.”